El libro está dividido en cuatro secciones. La segunda sección narra una entrevista que le hice a Muñoz Marín junto a unos amigos universitarios. Es la confrontación de aquel hombre que forjó nuestro progreso con los llamados “hijos del Estado Libre Asociado”, vistos éstos desde la perspectiva de la clase media creada por aquella modernidad y los emigrantes al Norte que la sufrieron.

La tercera sección es la crónica propiamente del entierro de Muñoz Marín, una esmerada y minuciosa narración de lo que ocurrió en aquel suceso que para un locutor radial fue “¡un ataque de Historia!”.

La primera sección y la última se corresponden. En la primera hablo de la figura política y legendaria de Muñoz Marín según la imaginación infantil del escritor, la otra versión de ese heroísmo antillano de los años cincuenta que recayó sobre aquellos peloteros que idolatré hasta mi adolescencia. En la última sección se revisan y aprecian las fotos del álbum familiar y político de Muñoz Marín, intentando adivinar los signos del carisma que ejerció sobre el pueblo puertorriqueño.

Fue mi primer éxito editorial, el libro que me dio a conocer como escritor en una sociedad caribeña con una relación excesivamente incidental con la literatura.