Peloteros


Fragmento
“Esto me lo recalca Pellot, aquí en el Hiram Bithorn, a cuarenta y un años de haber capturado mi imaginación en el Ildefonso Solá Morales: 'Es como yo le digo a los niños en las clínicas de béisbol. El béisbol se juega bien aunque salga mal. Tú no puedes jugar este juego mal esperando que salga bien'. Insiste en que esa era la lección que Peruchín aún no había aprendido cuando fue al Aeropuerto a buscar las ciento sesenta y cinco libras de marihuana. Pellot añade: 'Y eso mismo que yo le digo a los niños, se puede aplicar al juego de la vida, siempre'. La primera base genial se ha convertido en sabio carabalí, gurú de sonrisa pícara y ojos que todavía brillan. Nos despedimos. Algo cansado, Pellot sube la rampa hacia el terreno de juego iluminado, su pasión de toda una vida; siempre alegra, hasta la ilusión, esta justeza inapelable con las palabras.”

Sinopsis
Es un libro dedicado al béisbol antillano. Se narra un juego de la Serie del Caribe de 1995, la del llamado “dream team” puertorriqueño: Bernie Williams, Edgar Martínez, Iván Rodríguez, Roberto Alomar, Carmelo Martínez, El Indio Sierra, Carlos Baerga, Rey Sánchez, Igor González y Carlos Delgado. Las semblanzas de estos peloteros, más la del legendario Víctor Pellot Power, animan estas páginas que son de las que más he disfrutado durante mi carrera literaria.

Peloteros incursiona en las vidas de esos dos grandes peloteros exaltados al Salón de la Fama del Béisbol de Grandes Ligas, Orlando “Peruchín” Cepeda y Roberto Clemente. La crónica sobre el regreso de Peruchín Cepeda a Puerto Rico, en campaña para ser exaltado a ese mismo Salón de la Fama, es un comentario sobre el antes y después de la sociedad puertorriqueña. Las semblanzas de Peruchín y Clemente, después de la temporada de 1961, en que conquistaron entre los dos la llamada Triple Corona de la Liga Nacional, es oportunidad para explicar los cambios sociales que Peruchín representó y los modos ancestrales que encarnaba Clemente. La visita al entonces gobernador Luis Muñoz Marín evidencia la importancia del béisbol en aquel entonces, nos muestra aquel heroísmo que se identificaba con el deporte.

Otros temas que el libro toca: la evocación del llamado “béisbol romántico”, el intento por aclarar, si afectivamente existe, una manera antillana de jugar béisbol.

Peloteros nos explica cómo el béisbol ha sido vehículo de movilidad social para tantos muchachos pobres de la cuenca caribeña. Desde otra perspectiva, es la recuperación de ese espacio perfecto que se conoció en la infancia y que es el diamante del béisbol, ese campo de ensoñación traído por el imperialismo norteamericano, donde se juega pelota sin abolir la vida.

ERJ


Ediciones:
Río Piedras: Editorial de la Universidad de Puerto Rico, 1997.

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