La nave del olvido


Fragmento
“Cuando lo conocí, pretendí parear mi mirada con la de él, como sacando pecho. Ahora que sigue saludando en el besamanos, pretendo husmearlo con precisión y detallismo algo femenino, probar que el maldito carisma es la cantidad loca y desconocida, es ese atractivo animal que antecede la fama y que sin las ejecutorias se convertiría en pura seducción. Ya en las fotos del juicio del Moncada, en 1953, Fidel había inaugurado su carisma, aunque por aquel entonces no luciera la barba más famosa del siglo, como tampoco había corregido las glosas de Mussolini al Príncipe de Maquiavelo. Pero sí estaba a menos de diez años de aparecer representado en uno de los últimos capítulos de La Dimensión Desconocida, seguramente de alguien que regresa en el año 2000 a un mundo poblado por Chevrolets Impalas del año 1957.”

Sinopsis
Es la colección más completa y cuidada de mis crónicas, el libro donde reúno, a manera de Antología Personal, lo mejor de mi producción en este género.

El libro tiene, además, una mirada retrospectiva, reflexiva, ya que, siendo una publicación argentina, necesitaba presentarle estas crónicas a un público algo ajeno y distante de las transformaciones de mi sociedad y los países antillanos. De esta manera, cada crónica va precedida por una corta introducción donde describo los contenidos de la misma y la sitúo dentro de mi producción. Estos comentarios están teñidos de cierta introspección, es la mirada tendida sobre los mejores logros, el significado de un esfuerzo en que ha prevalecido el dios Cronos.

El libro comienza con un fragmento de Las tribulaciones de Jonás y termina con “Cenando con Nietzsche y Fidel”, la crónica de mi encuentro con Fidel Castro. Y es como si el libro comenzara y concluyera con dos grandes fracasos antillanos en la consecución de sociedades más libres y justas. En estas crónicas repaso el registro completo de mi escritura en este género, desde el elogio de la fonda hasta la explicación del sentido social de “la vedette de América”, Iris Chacón, pasando por mis ejecutorias en la natación y la semblanza de mi hijo Alejandro en “Mi hijo el rapero”.

Esta colección en que la crónica mal disimula su inclinación al olvido, al desgaste del tiempo, testimonia los tiempos autobiográficos y sociales que me han tocado, las coordenadas de mi edad y época.

ERJ


Ediciones:
Rosario, Argentina: Beatriz Viterbo Editora, 2009.

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