Sinopsis
Mi segunda novela negra,
Mujer con sombrero panamá, narra las aventuras de mi detective —ahora convertido en “facilitador”— sobre el mismo territorio de
Sol de medianoche, es decir, la marginalidad, el adulterio, las angustias existenciales de un moribundo cuya comunicación con su amante depende exclusivamente del teléfono celular.
Manolo se muda con su carnal, el Carabine Commander, de la playa de Isla Verde a la calle De Diego en Río Piedras. La visión de la ciudad se ensancha, cobra un registro más amplio en la oralidad y una perspectiva mayor en los escenarios.
El final de la novela me resulta tan enigmático como el de
Sol de medianoche; se cumple así el vínculo de ambas novelas, en que lo elíptico prevalece como característica del enigma, siendo la narración como un rompecabezas en que han desaparecido algunas piezas. Es una novela ocupada por voces insospechadas, fantasmales.
El umbral de la muerte, ese pasaje en que agoniza el protagonista, se presenta como un límite en que prevalece la ansiedad sobre la agonía, en que la evocación del deseo irrumpe locamente y nos distrae del “largo adiós”. El protagonista ha visitado el lugar del deseo y la felicidad por segunda vez, encontrando que el paso del tiempo y la juventud perdida son acometimientos que nos abruman, que nos colocan rumbo a la tristeza definitiva y una desesperación sin consuelo posible.
Esta novela es “negra” en el significado convencional del género, y oscura, quizás grisácea, en lo tocante a su sentido.
Ediciones:
Barcelona: Mondadori, 2004.