SinopsisMi segunda crónica trata sobre el entierro del gran plenero Rafael Cortijo, quien creó un sonido nuevo para esa forma tradicional de la música folklórica puertorriqueña, la llamada plena. Fue el creador de “Cortijo y su combo”, agrupación que fascinó a bailadores en toda la cuenca caribeña, desde Cuba hasta Martinica.
Recreó la instrumentación del conjunto cubano, añadiéndole saxofones, y fue la primera gran estrella musical de la recién inaugurada televisión puertorriqueña. Cortijo ocupó toda aquella época musical entre los años cincuenta y sesenta.
Particularmente intensa en la narración de escenas y emociones del entierro, debemos destacar en esta crónica el encuentro del gran sonero, Ismael Rivera, con su pana, su “amigo del alma”, tan yaciente en el ataúd, más allá de toda recuperación posible, la imagen misma del desconsuelo.
Fue mi segunda crónica mortuoria, un poco concebida al modo de díptico con la narración del entierro de Muñoz Marín: se trata del entierro del patriarca que concibió nuestra actual sociedad y el luto por el músico que mejor evidenció las transiciones conflictivas entre el viejo y el nuevo Puerto Rico.
El libro retrata un sector de la sociedad nunca antes visto y narrado en la literatura puertorriqueña, la subcultura de la marginalidad moderna y la droga, el ambiente del caserío que pretendió redimir al arrabal y también el paso de la comitiva fúnebre por el vecindario tradicional antillano, es decir, el barrio, donde mejor se toca el rumbón de esquina y se sonea la música de plena, donde el llamado punto es incitación de desvarío de la droga y la violencia callejera.
Libro favorito del escritor cubano Jesús Díaz, ha sido traducido al francés y al inglés.
Ediciones:
Río Piedras: Ediciones Huracán, 1983.
Traducciones:
L’enterrement de Cortijo: chronique portoricaine. Trad. Claude Fell. Paris: Éditions L’Harmattan, 1991.
Cortijo’s Wake / El entierro de Cortijo. Edición bilingüe. Trad. Juan Flores. Durham, NC: Duke University Press, 2004.