El cruce de la Bahía de Guánica


Fragmento
“Aquellos últimos trescientos metros los nadé casi en un sprint. La euforia fue convirtiéndose en velocidad; el cambio de ritmo en la brazada y patada me costó una pequeña arritmia, uno de esos saltos del corazón que cuatrocientos metros atrás me habría asustado. Pero no cedí en mi empeño, ¡qué diantres!, de ganarle a alguien, aunque fuera a esos cuatro nadadores cuyas patadas y espuma ya veía justo a mi izquierda. El sonido de mi respiración se convertía rápidamente en jipío entrecortado; decidí recuperar el ritmo, nadar sin tanto esfuerzo, dejar que los músculos marcaran los movimientos con más suavidad. Cuando logré esa cadencia precisa, la sensación de libertad que experimenté fue total; ya no había separación entre yo y el agua, la resistencia era mínima, como hacer el amor con la mujer de toda la vida. Mi cuerpo y el mar se convertían en movimiento continuo, la corriente misma parecía empujarme. Pronto se destacaron los techos de los quioscos. La multitud del malecón fue cobrando caras, facciones; se oían las voces excitadas por la competencia. Atrás quedó el silencio de la bahía. Miré a ver por dónde venía Bill, pero no estaba cerca. Entonces eché lo que me quedaba, marqué las últimas brazadas con vanidosa autoridad. Estaba, sin duda, en mi mejor momento como nadador. Jamás había nadado así.”

Sinopsis
Este libro testimonia mi pasión por el deporte de la natación, las playas, los cruces a nado de bahías, la llamada “cultura playera”, desde los beach bums existencialistas, que tanto admiró Salvador Novo, hasta las playas como escenarios para los festivales de salsa de los años setenta y ochenta.

Se destacan las crónicas “El cruce de la Bahía de Guánica”, donde el autor narra su cruce de esa bahía que fue escenario de la Historia con mayúscula, la invasión norteamericana de 1898. “Para llegar a Isla Verde” es un recorrido, desde mar adentro, de las figuraciones del nadador con las voces de las distintas clases sociales que se congregan en ese sector playero; es la crónica imposible, la que escucha, desde muchos metros mar adentro, eso que ocurre ahí en la playa candente, frente a los condominios que forman uno de los emblemáticos paisajes urbanos de San Juan. “Melancolía en el Hotel Empress” es un croento, según la definición del escritor Josean Ramos, cruce de cuento y crónica en que la medianía de edad del autor se convierte en foco irónico de la narración.

Pero el libro es también una indagación en el imaginario plástico del litoral, muy específicamente en la pintura del pintor puertorriqueño Rafael Ferrer, quien ha pintado la playa caribeña con una enigmática veracidad, ellos así desde su estadía en la playa de Las Terrenas en Santo Domingo, durante los años ochenta.

La crónica “Flying down to Río” agranda este imaginario hasta alcanzar las playas más famosas de Iberoamérica, las de Río de Janeiro, desde Copacabana hasta Ipanema; es el viaje necesario del autor a los confines de una idea de la playa, ésta rebosante de sensualidad y, a la vez, de esa súbita tristeza que asalta a los cuerpos semidesnudos.

ERJ


Ediciones:
Río Piedras: Editorial Cultural, 1989.

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