Sinopsis
Se trata de un ensayo sobre el primer pintor puertorriqueño y uno de los más interesantes cultivadores de la plástica en el siglo XVIII iberoamericano. Este ensayo vendría a ser como el volumen historiográfico acompañante de mis novelas míticas en torno al siglo XVIII puertorriqueño.
En este libro intenté glosar, comentar y describir, los cuadros más importantes de este singular pintor, su particular manera de convertir la pose del retrato en emblema. También es una indagación y atisbo visual al mundo criollo de aquel siglo XVIII puertorriqueño, tan olvidado por nuestra historiografía tradicional.
El énfasis está puesto en los retratos que pintó Campeche, en cómo éstos plasman los distintos estamentos y paisajes urbanos del San Juan dieciochesco, ese particular nacimiento de lo criollo, las señas que ya se manifestaron en esa época.
Se intenta comentar el concepto de la melancolía, de la tristeza, cómo esa condición surge de una particular añoranza criolla, la de un mundo provinciano y en las márgenes que, de alguna manera, ambiciona la centralidad europea, ya sea mediante la iconografía religiosa o un sentido de la autoridad y el mando, éstos ejercidos en la colonia distante. También se señala el surgimiento de otros prototipos criollos, como el del “burgués gentilhombre” a la manera antillana.
Este largo ensayo pretende explicar el conflictivo temperamento de Campeche, de cómo este mulato multifacético, y de una cultivada sensibilidad citadina —organista de la Catedral, magnífico jugador de billar—, fue convencional en su pintura, ajustándose a la obediencia del buen artesano a la vez que mal disimulaba cierto espíritu grácil y romántico, insinuación de un rococó iberoamericano.
“Los diablejos de la melancolía” representan la tristeza de nuestra lejanía respecto de los paradigmas europeos, esa añoranza antillana en que media el Atlántico, y también la esclavitud.
Ediciones:
San Juan: Instituto de Cultura Puertorriqueña, 1986.