Sinopsis
Es un recorrido ensayístico por la fotografía erótica, particularmente la que se cultiva en Latinoamérica y las Antillas. Ahora bien, este ensayo concierne cierto aliento narrativo; el cuento “México 1930” contamina el libro con una sigilosa, casi inadvertida, presencia autobiográfica. De repente, lo que ha sido un libro de ensayos se convierte, también, y de manera imprevista, en novela.
El libro evidencia la perturbadora presencia del deseo adúltero: este motivo comienza desde el primer ensayo, donde se narra, mediante las fotografías tomadas por el propio Émile Zola, su lío amoroso y adúltero con Jeanne Rozerot, la pretendida gran dama de su segunda familia.
La cámara es secreta porque la fotografía erótica —una de las constantes de este medio desde sus comienzos— es la captación del deseo mediante la pose, frente a la opacidad de los cuerpos desnudos. Esos cuerpos desnudos,
desfachatados, que incitan el deseo, confirman la distinción de John Berger entre lo “nude” y lo “naked”.
Cámara secreta es un libro extraño, muy “postmoderno” según su condición fronteriza; ahí está colocado entre géneros, en la encrucijada de la novela, el cuento y el ensayo. Editado por Monte Ávila en 1994, algunos temas de este libro reaparecerán en la novela
El espíritu de la luz, de 2010. Resulta curioso que este libro fue editado cariciosa y cuidadosamente por la escritora venezolana Silda Cordoliani.
La portada del libro, una fotografía que capta al pintor Ángel Botello en una playa de Santo Domingo durante los años cuarenta, establece esa paradoja de la desnudez
al fresco, lo mismo en la playa que en la recámara secreta: la incitación del deseo siempre contiene lo íntimo como semilla.
Ediciones:
Caracas: Monte Ávila Editores Latinoamericana, 1994.